martes, 26 de enero de 2010

En la noche

Era uno de esos días comunes y corrientes en mi vida, de los cuales tengo acumulados demasiados, cuando por una extraña razón decidí encaminarme a un restauran a comer. Algo raro en mi, ya que soy un adicto a la comida chatarra. Pero en fin, me encamine al primer restauran que encontré decente y los mas parecido al estilo abc1.


Me senté tranquilamente y casi al momento vino una señorita a entregarme la carta. Con un gracias de mi parte que nunca escucho, se alejo hacia otra mesa donde había llegado una pareja.

No había mucha gente. La pareja que recién llego, mas a la izquierda una mujer sola que fumaba tranquilamente, un poco mas al fondo dos hombres que charlaban, bebían, comían, bebían y así sucesivamente.

Deje de observar a las personas y me dedique concienzudamente a observar la carta. Hoy por primera vez en mi vida los precios no fueron motivo de beligerancia entre mi bolsillo y mi conciencia.

Siempre mi corta vida de restauran ha sido pedir el clásico lomo vetado, pero esta vez decidí modificar mi gusto y me concentre en la parte de las pastas. Y opte rápidamente por lasaña. Solté la carta de mis manos y raudamente apareció la señorita. Hice mi pedido y se retiro.

Comencé a pensar un sin fin de tonteras, pensaba en ella y como sucedió todo. Pensaba en como de un día para otro perdí mi vida, perdí mi norte. Me recriminaba, estaba seguro que la culpa era mía, siempre la culpa era mía, desde chico mi madre me inculco en mi inconciente que al final de todo siempre yo me equivocaba y por ende siempre era mi culpa.

Trate de desechar estos pensamientos, y me dedique a pensar en lo nuevo que se viene de mi banda musical favorita. Expectante con su nuevo álbum de estudio y esperando luego tenerlo entre mis manos.

Estaba en esas meditaciones cuando sin querer me di cuenta que habían llegado mas clientes, una familia y una nueva pareja. Y también me di cuenta, en ese momento pensé que solo seria parte de mi imaginación, que la mujer de la izquierda me estaba mirando de una forma muy sugerente. Obviamente culpe a mi amplia imaginación depravada.

Mire hacia la ventana que daba a la calle, vi la gente pasar, todas abstraídas en su pensamiento. Cuando por el reflejo del vidrio me di cuenta que nuevamente la mujer miraba hacia mí. De principio me incomodo, ya que no estoy acostumbrado a que una mujer me mire de esa forma. Seguí observándola por el reflejo, y ella se dio cuenta, y sonrió. Yo helado de una pieza, trate de devolver la sonrisa, pero solo arranque un espasmo labial que seguro no noto, pensé en que esta oportunidad no podía dejarla escapar, hace tiempo que no intimaba y esta podría ser una gran posibilidad. Recordé algunos pasajes del manual del método gunwitch, el cual me dio una valentía inesperada. Deje divagar mi mente, la mujer, yo, mi departamento. Estaba pensando en eso y en la posibilidad cierta de pararme e ir a conversar, o la típica pedir fuego (aunque andaba sin un maldito cigarro), pero por mas que intentaba moverme mi cuerpo no respondía, mi mente enfurecida con mi cuerpo gritaba MUEVETE, no seas cobarde, eres un maldito cobarde, toda tu vida lo has sido. La pelea cuerpo-mente podría haber continuado, pero un movimiento reflejado en el vidrio me saco de mi letargo. La mujer ya no estaba, maldita sea mi suerte, me di vuelta a ver hacia la mesa de ella, pero grande fue mi sorpresa ella no se había ido, solo se había parado, quizás a buscar cigarros, quizás al baño, quizás……

Pensaba en esa maraña de quizases, cuando sin darme cuenta ella se acerca hacia mi mesa, cuando, en que momento apareció, o quizás siempre estuvo caminando hacia mi y mi pelea interna no me dejo verla. Lo cierto era que venia hacia mi mesa, mis pies comenzaron a temblar, mas se acercaba, mas tiritaba.

Ojala no viniese a pedir fuego ya que no tenia y seria un desperdicio no poder continuar la quizás amena charla.

Caminaba lentamente, siempre sus ojos negros mirándome fijamente, mí vista siempre evitando la de ella. Pasaron segundos, minutos, horas, días, y continuaba acercándose. Hasta que llego a mi mesa, se acerca a mí, demasiado diría yo. Y me dice, con una voz dulce…....

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